Ecuador votará este domingo para elegir al próximo presidente de un país desangrado por la violencia del narcotráfico, endeudado y dividido entre el regreso de la izquierda al poder o la permanencia del actual mandatario Daniel Noboa. Aunque rige la veda para la publicación de encuestas, varias firmas dan como favoritos a dos candidatos opuestos: Luisa González, delfina del expresidente socialista Rafael Correa (2007-2017), y el actual gobernante. Todo indica que ninguno tendrá suficiente margen para evitar el balotaje del 13 de abril.
Lo más preocupante es “la inseguridad, la falta de trabajo (…) Es un panorama oscuro”, dice a la AFP el comerciante Vinicio Colcha, de 45 años. Los ecuatorianos irán a las urnas con la esperanza de reflotar un país en crisis económica y anegado por la guerra entre una miríada de carteles enfrentados por el botín de la cocaína.
Bajo la sombra del asesinato de un candidato presidencial en 2023, las campañas transcurrieron bajo fuertes esquemas de seguridad y propuestas enfocadas en frenar la violencia, que deja una tasa de 38 homicidios por cada 100.000 habitantes. En este nuevo enfrentamiento electoral entre Noboa, de 37 años, y González, de 47, ella va por la revancha y él por la reelección. Los candidatos se enfrentaron en los comicios de 2023, en los que el millonario empresario se convirtió en uno de los presidentes más jóvenes del mundo
Esta vez, la izquierdista González aspira a ser la primera presidenta electa en la historia del país. Casi 14 de los 18 millones de ecuatorianos ejercerán el voto obligatorio el domingo entre las 7:00 y 17:00 locales (12:00 y 22:00 GMT) para elegir un binomio presidencial, 151 asambleístas y cinco parlamentarios andinos. “El país se está cayendo. Lo único que pido al presidente entrante es que arregle lo mal que está”, dice Luis Jaime Torres, un comerciante de 28 años
“Memecracia”
Heredero de un magnate bananero, Noboa dio la sorpresa en 2023 cuando fue elegido pese a su magra experiencia política. Ganó comicios extraordinarios para completar hasta mayo el período de Guillermo Lasso, quien disolvió el Congreso y llamó a elecciones anticipadas para evitar que el Legislativo lo destituyese en un juicio político por corrupción.
Muy activo en redes sociales, se ha hecho popular en un año de mandato como un gobernante con mano de hierro contra el narco, deportista, amoroso con su familia y amante de los tatuajes. De pantaloneta y camiseta sin mangas o de traje informal y brazos cruzados, decenas de imágenes de Noboa en tamaño real se reparten en todo el país y fungen de invitados en las casas de sus simpatizantes.
“El Ecuador ya cambió y quiere seguir cambiando, quiere consolidar el triunfo”, dijo el mandatario en el cierre de campaña. Su némesis, González, es una madre soltera, tatuada y cristiana con una agenda que promete más seguridad “con justicia social” y respeto a los derechos humanos.
Expertos cuestionan los pobres proyectos de los 16 candidatos en contienda para enfrentar la peor crisis del país en medio siglo. Las campañas son una batalla campal en redes sociales empañadas por la desinformación y el uso cada vez más sofisticado de la inteligencia artificial.
“Es un reality, una memecracia (…) y eso lo único que logra es que la gente se desconecte de la política (…) es una sociedad que ha bajado los brazos”, apunta el analista político Leonardo Laso. “Si usted no espera nada de los políticos ni cree que por ese lado va a venir la solución, eso es sumamente grave para la democracia”, agregó.